Sunday 25 November 2007

La calma antes de la tempestad...



Todavía queda un mes para navidad pero las tiendas van a lo suyo y ya han puesto la decoración navideña (o están en ello). Esta noche he ido a un centro comercial que tengo cerca de casa a última hora (cierran a las diez) porque siempre me ha apetecido sacar un par de fotos sin gente (bueno, y porque necesitaba comprar un par de archivadores).

Un sistema de proyectores hace que por el techo se vean tortugas, tiburones e incluso algún submarino. Pero lo que más llamaba la atención hoy era el silencio...

El set de Picasa está aquí.

Still one month to go until Xmas but shops are already showing the christmas decoration (or are working on it). Tonight I´ve been to a shopping center close to where we live just before the closing time, at 22:00. I´ve been always thinking of taking a few photos of these place without people (actually I also needed to buy a couple of folders).

There is a beamer system that shows underwater imagery on the ceiling, so that you can see turtles, sharks and even submarines. But the one thing catching my attention today was the reigning silence...

The Picasa set is here.

Saturday 17 November 2007

A perfect day...

Otro relato antiguo, muy antiguo, que algo reciente me ha traído a la memoria.

(I)
Era un día perfecto para quedarse en casa. El frío viento que hacía en la calle ciertamente no invitaba a salir, y siempre estaba el tema ése del cuento de Navidad. Este año se había propuesto escribir alguno, pero el tiempo pasaba y las ideas seguían sin llegar.

En realidad le hubiera sido mucho más fácil escribir una historia triste (otra más pensó con resignación). A fuerza de hacerlo había llegado a resultarle fácil disfrazar sus sentimientos en forma de pequeñas historias. Por supuesto que él nunca lo habría reconocido ante nadie, pero así era. Y sin embargo a la gente le gustaban. Por alguna extraña razón sus libros seguían vendiéndose y le proporcionaban una existencia monótona y gris.

En más de una ocasión se había rebelado contra sí mismo y una y otra vez había perdido. Le era tan fácil entristecer a la gente como imposible el arrancarles una sonrisa. Lo había intentado con todas sus fuerzas pero era incapaz. Habría dado gran parte de lo que tenía sin dudar un instante por la capacidad de escribir una historia conmovedora. Una con la que la gente disfrutara y se sintiera agradecida con él. Pero no, la realidad se imponía cruelmente.

Así pues se dirigió a su estudio dispuesto a vengarse de su pasado. Con más miedo que otra cosa se sentó y tomó un par de folios de una carpeta. Al instante los más diversos y sombríos pensamientos le vinieron a la mente. A fuerza de escribir cosas tristes se había convertido casi en un acto reflejo. Le costó un cierto tiempo darse cuenta de ello y aún otro poco más alejarlos de su cabeza.

Luego empezó a pensar en una idea a la que aferrarse para iniciar el cuento. Debía ser algo sencillo con lo que la gente se identificara y donde pudiera darse alguna situación de ternura. No parecía tan difícil a primera vista. De hecho siempre se había preguntado el por qué de su manifiesta incapacidad para escribir algo que no ensombreciera el rostro.


Dos horas después una figura doblada por el pesar se levantó lentamente y se dirigió al dormitorio. Ni siquiera se molestó en secarse las lágrimas que mojaban sus mejillas. Ni siquiera intentó esquivar a la muerte cuando ésta vino en su busca. Simplemente ya nada tenía sentido para él, y quizás fuera mejor así después de todo.


A la mañana siguiente su hija encontró a su padre todavía aferrado a su pluma. Su cara denotaba un terrible cansancio, fruto de una cruenta lucha interior. Por alguna razón no se sorprendió, conocía demasiado bien a su padre. Tomó la pluma con cuidado de entre sus dedos, casi con mimo, exactamente como a él le hubiera gustado que lo hiciera. Se dirigió sin prisas al estudio y se sentó delante de unos folios perfectamente blancos que estaban ya preparados, esperándola anhelantes. Inspiró profundamente intentando aclarar sus ideas, y sin dejarse llevar por sus sentimientos comenzó a escribir:

“Era un día perfecto para quedarse en casa...”

(II)
Decididamente hoy no le apetecía salir. El viento golpeaba con furia en las ventanas, pidiendo entre aullidos que le dejaran pasar. Además se adivinaba el frío en el exterior. Pensaba haber visitado a su padre pero a última hora lo pensó mejor y se quedó en casa. Todos los años en estas fechas una vaga tristeza se instalaba en su cara y se proyectaba sobre los demás de forma irremediable. Ya lo habían hablado antes. Con una amarga sonrisa pensó que era un día perfecto para quedarse en casa ...


El frío del día anterior había remitido, así como el viento, tan molesto y desalentador. Se detuvo un momento ante la casa de su padre, justo antes de introducir la llave en la cerradura, como si estuviera buscando en su interior qué decir, qué contar. En realidad no había nada que no se hubiera dicho ya con anterioridad. Hay sueños y deseos que matan y demasiado bien sabía ella cual era el sueño dorado de su padre. Aquél por el que él hubiera dado gustoso todo lo que habían conseguido sus libros.

Lo supo enseguida, mucho antes de llegar a la habitación de su padre. De pronto se encontró con todo lo que le hubiera gustado contarle, incluso conociendo que él ya lo sabía. Que siempre le gustaron sus historias, que nunca echó en falta las sonrisas que tan desesperadamente él buscaba para ella.

Cuando por fin entró en la habitación el desagradable olor del desánimo le invadió. Lentamente se acercó y, dudando, extrajo la pluma de entre los rígidos dedos de su padre. No hacían falta palabras. No hacían falta gestos inútiles. Esa pluma representaba todo un mundo para su anterior dueño, y poco menos para ella misma. La enfundó exactamente como él lo hacía. Con cuidado y con mimo, como si de un ser vivo se tratara.

Ya no había prisa. En algún sitio un reloj daba las campanadas. Una, dos, tres ...

Sus pasos le llevaron al estudio donde aún descansaban en la mesa los blancos folios en perfecto orden. Esperaban a alguien y lo habían hecho por algún tiempo ya. No le costó ningún esfuerzo imaginarse a su padre luchando consigo mismo por escribir esa historia que siempre se le resistió y que, ahora, por fin había ganado la batalla.

Inspiró profundamente intentando que los sentimientos no ahogaran su razón. Minutos más tarde la pluma volvía a la vida.

“Era un día perfecto para quedarse en casa ...”

Thursday 15 November 2007

Money crossing...

Hoy está mi hija con fiebre y me he quedado con ella en casa. De vuelta del médico una mujer ya algo mayor estaba delante de un parquímetro con cara de decir, "qué hago?". Sólo tenía una moneda de dos euros y obviamente no iba a estar allí tanto tiempo. Así que al acercarme me ha preguntado si tenía cambio. He mirado en el bolsillo y sólo llevaba 90 céntimos, así que ni corto ni perezoso le he dado 70 y ella me ha mirado con cara de no entender. O mejor dicho, con cara de pensar, vas listo si piensas que te voy a cambiar dos euros por 70 céntimos. Pero cuando le he dicho que no, que no era un cambio, que se quedara con las monedas, se ha quedado creo más perpleja si cabe. Ha dicho gracias cinco veces y supongo que luego se lo habrá contado al marido, que andaba unos metros más allá esperando en el coche.

Lo que no sabe esta señora es que yo me he limitado a repetir lo que me pasó en St. Gallen este verano. Entonces era yo el que estaba sin saber que hacer delante de un parquímetro suizo sin monedas en los bolsillos. Al primero que se acercó le pregunté si tenía cambio para un billete, me dijo que no y que cuánto me hacía falta y me lo dio. Tal cual. Hay veces que cincuenta céntimos te alegran el día y yo siempre supe que aquello era en realidad un préstamo.

Así que espero que esta señora algún día continúe la cadena...

Today mi daughter is ill so I had to stay at home with her. On the way back from the doctor I went pass a lady who was standing in front of a parking machine with a puzzled expression. She only had a two-euro coin and obviously was not planning to stay there that long. So when I got a bit closer she asked me if I had some change. I had a look in my pocket just to find out I had 90 cents, so rather than walking away I gave her 70 cents. She looked at me unable to understand what was going on. Maybe she thought I was proposing to swap the two-euro coin with these few cents. But when I told her to keep the coins, all of them, she looked at me even more perplexed. She said thank you about five times and probably ran to tell her husband about this crazy foreigner. What she does not know is that I just repeated something that happened to me in St Gallen this last Summer. Then it was me the one standing without coins in front of parking machine. I asked for change to the first guy who showed up. He did not have enough change for my note so he just gave whatever I needed. Just like that. Some times 50 cents are enough to brighten up your day and I always knew that I had that amount temporarily. Hopefully this lady will not break the chain...

Turmmühlen...

Monday 12 November 2007

EasyLife...

Dos semanas dan para mucho, quizás demasiado. Una boda, dos cumpleaños, la playa, un viaje del curro, nueve vuelos, cinco aeropuertos en tres países y, tristemente, un funeral.

Después de todo esto tengo un par de ideas para entradas en el blog pero, empezando por el final, me gustaría dar las gracias a Easyjet, que permite que gente como yo pueda estar con la familia en los momentos importantes, aunque sea comprando el billete cuatro horas antes del vuelo. De Iberia y Lufthansa mejor no hablar...


The last two weeks were rather busy, maybe a bit too much. One wedding, two birthdays, the beach, a business trip, nine flights, five airports in three countries and, sadly, a funeral.

I have some ideas for new posts including a couple of photos which may be worth posting but I´d like to start from the very end, saying a big thank you to Easyjet, which allows people like me to be with the family when it matters. Try and buy a ticket four hours before departure from Iberia and Lufthansa and you will see what I mean...

Sunday 4 November 2007

T4



Normalmente volamos a Madrid con Easyjet y no pasamos por la T4, pero esta vez hemos combinado la visita a la familia con una escapada a la playa y el salto Madrid - Málaga era con salida en la T4. Las fotos hablan por sí solas.

We usually fly to Madrid with Easyjet (i.e. no chance to see "la T4") but this time we combined the visit to the family with a break in the beach. The jump between Madrid and Málaga was from the new Barajas Terminal building (T4). It is huge as seen in the photos...