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Córdoba
Tras la visita a la Mezquita-Catedral, cruzamos el Puente Romano, que nos recordó al de Mérida que habíamos visto un par de días atrás. El río Guadalquivir fluía tranquilo pero con mucha agua bajo nuestros pies fruto de las recientes lluvias por toda la región. Con el cansancio del día acumulado, nos dirigimos al hotel para dejar nuestras cosas y descansar un rato. Por la noche, nos dimos un paseo por las calles de Córdoba, disfrutando del ambiente animado y la temperatura agradable, incluso de noche. Terminamos el día cenando en una terraza en una plaza alejada del ruido del tráfico.
Al día siguiente, tras un buen desayuno en el hotel, nos dimos un paseo de varias horas por Córdoba, disfrutando de la soleada Plaza de la Corredera, las callejuelas y el encanto de sus patios. Nos íbamos con pena, sabiendo que nos quedaba mucho por ver y descubrir, pero teníamos por delanta un largo camino de vuelta a casa.
Rompimos la monotonía de la autopista para disfrutar de Despeñaperros y hacer un picnic disfrutando del sol y de las vistas a los imponentes riscos. Después más carretera hasta llegar a casa por la noche, sabiendo que tocaba decir adios a la familia antes del vuelo por la mañana al d ía siguiente. Nunca hay demasiadas vacaciones, pero estas las habíamos aprovechado muy bien.