Sunday, 20 May 2007

Carlitos...

Eran las doce de la noche y el teléfono seguía sin sonar. Finalmente se había metido en la cama, después de dar vueltas y vueltas por la habitación, como si de un león enjaulado se tratara. No sabía con certeza que había mirado más veces, si al reloj o al teléfono. Ahora, en la oscuridad, sólo se oía el reloj desgranando el tiempo segundo a segundo. Ayer mismo a estas horas,recordaba, estaban los dos en animada conversación, charlando, no queriendo acabar nunca, buscando motivos para continuar conscientes de que era el final.

La oscuridad y el sueño se apoderaban lentamente de él. Necesitaba hablar con alguien que le escuchara y le comprendiera, quería escuchar a alguien que buscara lo mismo, serle útil, receptor anónimo y fugitivo, confidente y compañero.

Sabía que ella ya no llamaría, que no lo haría ya jamás y que esto pertenecía ya al pasado. Se sentía fuera de lugar esperando una cosa imposible y deseó estar dormido, y soñar con
los angelitos, especialmente con ése de sonrisa franca y voz luminosa que no siempre hablaba en su idioma. El mismo que hacía que en sus sueños él fuera un pequeño oso de peluche que
era abrazado con ternura y con cariño. El mismo que había cubierto de estrellas el cielo sólo para poder pasar el rato contemplándolas. Ese angel existía en sus sueños, llenándolos de tranquilidad y paz, sólo porque tú me has dejado entrar en tu corazon. Gracias…

1 comment:

Miss Missing said...

Hola JC,
¿ves? No soy la única que ha publicado un post de ello. Odio esas noches, cuando es imposible conciliar el sueño hasta el amanecer y para cuando ya lo consigues hace demasiado sol para seguir durmiendo... ¿por qué en esos días el sol brilla más que nunca? ¿No podría, para variar, hacer mal tiempo, gris, plomizo y lluvioso?
Un beso.