Después de preguntar en el curro me di cuenta de:
a) la poquita gente que hoy en día tiene cámara de vídeo,
b) lo difícil que se estaba poniendo el asunto.
Más por casualidad que por otra cosa, y bastante a la desesperada, llegué a la página oficial de Canon donde encontré un artículo que se refería a defectos similares en ciertos modelos. Para mi sorpresa, Canon todavía repara las cámaras al entender que es un defecto de fabricación. Y lo que es mejor, lo hace gratis como parte de la garantía del aparato. LLevé la cámara y, efectivamente, me la devolvieron a los diez días con el sensor reparado y sin pagar un duro.
Un poco por los pelos, pero todo salió bien. El día que vaya a comprar otra cámara, seguro que me acuerdo de esto.
La única pega es que si no la hubieran reparado ésta, junto con la navidades, habría sido la excusa perfecta para jubilar mi 400D...